La fiscal Silvia Bussano espera el comienzo de la pericia del teléfono de Germán Zuccarelli, asesinado el sábado pasado junto a su tía.
La aplicación Facebook puede ser un velatorio a red abierta en el caso de una muerte violenta e inesperada. Allí, los adjetivos para despedir a Germán Zuccarelli, el monaguillo asesinado de seis tiros el sábado pasado en Lanús junto a su tía Ana Russo, fueron brillantes. “Estoy segura que no existía una persona más dulce, cariñoso, siempre preocupándose por todos”, aseguró Rosana, una amiga de la víctima.
Walter, otro de sus amigos, también volcó su tristeza en las redes sociales y recordó a Germán como “un hombre solidario, con virtudes y defectos como cualquier cristiano, con una profunda fe en Cristo y María”. Así, lo despidieron feligreses, sacerdotes, su propia parroquia, iglesias cercanas de la diócesis.
El doble crimen ocurrió alrededor de las 22.30 en la calle General Pico, entre Eva Perón y General Guido, a cuatro cuadras de la comisaría 8° del barrio Villa Obrera y a dos de la casa de una de las víctimas. Una cámara de seguridad filmó parte del momento de las muertes. Se ve, por ejemplo, cómo un solo tirador sale de una camioneta y le dispara a Zuccarelli y a su tía. Pero el video no es de gran ayuda para la causa de la fiscal Silvia Bussano, de la UFI N°5 de Lanús. “No se ve nada”, confirman fuentes policiales y judiciales frustradas.
De esta manera, queda definir la hipótesis. ¿A Zuccarelli lo mataron por plata? La víctima era dueño de una librería y santería, estaba registrado en la AFIP. Su perfil comercial no revela deudas significativas, lo que sería llamativo: tras las deudas en blanco, suele comenzar el crédito en negro. Los testimonios recabados hasta el momento no apuntan a ninguna interna, o posible enemigo. Se supo, por ejemplo, que los padres de Zuccarelli atraviesan una fuerte crisis de salud.