El exfutbolista italiano que tuvo un breve paso por el Xeneize reconoció que le gustaría tener la posibilidad de volver al club como entrenador.
Tras más de 700 partidos en su impecable carrera en Roma y la Selección de Italia como uno de los pocos privilegiados en el mundo en ser un “One man club” (jugadores que solo estuvieron en un club), Daniele de Rossi dejó la comodidad de su hogar para cumplir un viejo anhelo y cerró su trayectoria profesional con la camiseta de Boca. Ahora, ya convertido en entrenador, reveló que su sueño era volver al Xeneize.
Si bien apenas estuvo un semestre en el club de La Ribera en el que disputó solo siete encuentros, el italiano dejó una huella y nunca ocultó su amor por los colores. Por eso, no sorprende que su vínculo sentimental siga vigente y que en su carrera como DT aparezca la Bombonera como destino ideal.
“Me encantaría dirigir a Boca. Dejé esa puerta abierta porque quiero volver”, reconoció De Rossi en charla con The Overlap. Tras su primera experiencia en Spal, llegó su inevitable desembarco en el banco de Roma (donde es ídolo y leyenda): fueron apenas 30 partidos, con un ciclo que se interrumpió prematuramente a comienzos de esta temporada 2024/25.
Si bien le queda la cuenta pendiente de triunfar en su club, también hay otro sueño que está latente: volver a Boca. “Crecí viendo clips sobre Maradona y La Bombonera. Me enamoré del estadio y del amor que tienen los hinchas por el estadio. Creo que es similar a lo que sentimos aquí en Roma”, manifestó.
El gol a Almagro por Copa Argentina en su debut con la camiseta azul y amarilla fue cumplir un sueño y abrir una puerta que De Rossi pretende mantener abierta. El campeón del mundo con Italia recorrió todo Europa en su extensa carrera, pero sabe que su experiencia en Boca fue otra cosa. Por eso, concluyó: “El fútbol en Argentina es como una religión. Creo que todos los que aman el fútbol deberían ver un partido en La Bombonera”.
Y como si fuera poco, en su breve paso por Boca, Daniele de Rossi vivió tres superclásicos: uno desde adentro, otro desde afuera y el restante desde el banco de suplentes. El que jugó fue en el Monumental, el 1° de septiembre de 2019, en el primer encuentro entre ambos tras la consagración de River en Madrid por la Copa Libertadores.
“Nos crearon como un funeral. Los hinchas nos burlaban con cruces, ataúdes y globos negros. ‘El que no salta murió en Madrid’, eso cantaban. Estábamos ahí ante un muy buen equipo y empatamos 0-0. No pateamos ni una vez, probablemente. Sabíamos que teníamos que pelear, porque eran mejores que nosotros y porque los hinchas de Boca, después de esa final, querían eso. Hubo probablemente 12 amarillas, fue una masacre. todos estaban contentos después: ‘Luchaste por nosotros, queríamos esto’. El siguiente partido había 60 mil personas en La Bombonera…
Luego perdimos 2-0 la semifinal de la Copa Libertadores ante River nuevamente. Perdimos 2-0 allá y ganamos 1-0 en casa. Al final del partido viví la mejor demostración de amor de mi vida. Peleamos, River fue mejor, pero peleamos hasta el minuto 95 y el hincha estuvo firme, aplaudiendo… estaban llorando, lo podías ver en sus caras, porque perdimos, pero estaban orgullosos de nosotros. Fue una muestra de amor mutuo, respeto mutuo. Fue increíble. Me encantó. Amo a esta gente. Es increíble”.